Aunque la villa de Allariz es en
sus orígenes de origen celta, su topónimo procede del siglo VI, cuando los
suevos se asentaron en la zona y uno de sus caudillos, Alarico, cedió su nombre
a la localidad.
Alfonso VII concedió a Allariz el
primer foro de Galicia. Alfonso IX, aunque nacido en Zamora, fue criado en
Allariz y cuando llegó al trono ejerció su gobierno desde esta villa para toda
Galicia. En 1132 Fernando III y su familia se ubican en Allariz y se cree que
Alfonso X continuó su educación allí. Alfonso X mantuvo el Foro de Allariz
donde vivieron sus hijos Alfonso y Sancho IV. Su esposa, Doña Violante, fundó
el monasterio de Santa Clara en 1282.
Empezaremos nuestro recorrido no
Campo da Barreira donde podemos admirar el Monasterio de Santa Clara y la
Iglesia de San Benito.
A continuación encontramos la
Iglesia de San Esteban, iglesia románica del siglo XII y restaurada en el siglo
XVI.
En seguida encontramos la zona
comercial de Allariz, zona de outlets de grandes marcas completamente integrada
en su paisaje urbano.
La plaza mayor de Allariz nos
espera al final de la calle do Portelo hacia la izquierda.
La iglesia de Santiago nos
aguarda en plena plaza, es románica del siglo XII. También encontraremos el
ayuntamiento y A Paneira una institución de crédito agrícola que funcionó entre
el siglo XV y XVIII.
Seguimos nuestro recorrido que
acabamos a orillas del rio Arnoia. Sobre el podemos admirar un magnífico puente
romano que lo atraviesa.
En esta zona junto al rio se
celebran todos los años un concurso de jardines internacional.
Ahora les voy a contar una
historia de miedo basada en la realidad que ocurrió en tierras de Allariz.
Manuel Blanco Romasanta fue un
asesino en serie, confesó trece asesinatos. Nació en Esgos (Ourense), allí
vivió hasta que al quedar viudo se dedicó a la venta ambulante. Sus víctimas
eran sobre todo mujeres y niños a los que acompañaba en sus trayectos ya que
por su aspecto afeminado no despertaba recelo en ellos.
Vendía un ungüento de grasa que
lo hizo famoso por toda Galicia, hasta que despertó sospechas de que este
pudiera ser de grasa humana. Logró escapar de Galicia, fue capturado en
Nombela, Toledo y juzgado en Allariz.
Se le acusó de llevarse con él
mediante mentiras y engaños a mujeres y niños para matarlos y sacarles el sebo
o unto, y posteriormente venderlo. En su defensa Romasanta declaró estar
enfermo que sufría licantropía. Fue sentenciado al garrote vil pero un
hipnólogo francés que quería estudiarlo intercedió por él e Isabel II le
conmutó la pena por cadena perpetua. Murió en la cárcel de Ceuta por cáncer de
estómago.